Antropología en Tabarca

2.4.3. DE CAMPESINOS Y PESCADORES A CAMAREROS

En general, en la zona mediterránea se ha producido un retroceso del sector primario, que favoreció y aún favorece la emigración. Pero ocurre además que ese flujo que los hacía salir de la agricultura y de la pesca tenía terreno abonado. Siempre han salido del campo hacia la ciudad, porque el sistema campesino, sobre todo en el Mediterráneo, expulsa periódicamente una serie de miembros del grupo doméstico, al ser ésta la única forma de que se reproduzcan la vida de los campesinos. Y de alguna manera, en ese proceso histórico, y también en la dependencia que ha existido en el Mediterráneo del campo, se ha ido forjando un sentimiento a la emigración, una tendencia a la emigración de los habitantes de las zonas rurales hacia otras zonas urbanas.

Las ciudades, son los lugares donde han ido cuando en el campo ya no se podía vivir. Los flujos migratorios del campo hacia la ciudad datan de siglos. Y con los pescadores ocurre lo mismo. Los pescadores del Mediterráneo, donde la pesca siempre ha sido escasa, han estado forzados al pluriempleo, no todos, pero si muchos sectores dependiendo de la zona. Cuando no podían pescar se empleaban como jornaleros, o mariscaban o desempeñaban alguna actividad artesanal ligada al mundo de la pesca.

En definitiva, tanto unos como otros, han estado acostumbrados a que parte de los miembros de su familia tuvieran que realizar otras actividades, que no fueran las propias, y en muchas ocasiones y cada vez más, ligadas al sector terciario y en concreto, en los últimos años, con la importancia del turismo, es esa actividad la que más mano de obra excedente ha recogido. Y ello ha supuesto un abandono de actividades tradicionales.

Será después de los años 50 cuando llegue el boom del turismo[1]. Son los años en los que la clase obrera de los países industriales europeos conquistan las vacaciones pagadas y el turismo adquiere características distintas a las de épocas anteriores. Cambia de naturaleza. Sus protagonistas buscan ahora el sol y la playa. Viajar por placer deja de ser privativo de la burguesía para extenderse a la clase media y obrera de los países industriales avanzados. El nuevo negocio se ve manipulado y bombardeado por la propaganda; el folleto y el anuncio es su horizonte. El turismo surge como símbolo de la sociedad de consumo. Las zonas turísticas pierden parte de sus atributos ecológicos tradicionales. Las masas de nuevos turistas tiran la corbata y la chaqueta y plantan su cuerpo al aire y al sol. El avión y, en general, la revolución tecnológica de los medios de comunicación dan el gran empujón a este movimiento de masas del siglo XX.

Ningún otro fenómeno social aventaja al turismo en su tasa de crecimiento anual, llegando a superar algunos años el 16%. Es tal su importancia económica que, en 1968, las cifras de producción del turismo mundial alcanzaron el valor global del aluminio, el plomo, el cobre y el mineral de hierro. Europa acapara aproximadamente el 75% de las llegadas internacionales, seguida de EE.UU. con un 15% En el año 89, los turistas internacionales en el Mediterráneo fueron 140 millones, rondaron los 400 millones en el año 2.000.




[1]              Repasando lo dicho en el Tema 1.2: En el siglo XVIII, cualquier joven inglés bien educado estaba obligado a viajar por el continente europeo para completar su educación. A los que hacían este viaje se les llamaba "turistas". La palabra pasó a Francia de la mano de Stendhal. Para el escritor, turista era toda persona que hacía un viaje "por gusto". Pero el turista de aquella época encontraba grandes dificultades para viajar. Los medios de transporte eran lentos, molestos y, por su coste, sólo las personas acomodadas tenían posibilidad de utilizarlos. Sería el ferrocarril, posteriormente, el que daría un mayor impulso al movimiento de personas por motivos turísticos. Empero, el viajar por placer seguía siendo un lujo sólo al alcance de las clases más acomodadas. Ya Thomas Cook vislumbraría, a mediados del XIX, el gran negocio del turismo de masas. Pero aún faltaba que se diera un paso importante en el desarrollo de los medios de comunicación, y un cambio socioeconómico cuantitativo en las poblaciones ofertantes de turistas, para que se hiciese realidad lo imaginado por Cook. Pese al avance del ferrocarril, el turismo seguía siendo un lujo al alcance de personas de rentas altas. La Costa Azul francesa se hizo famosa como zona de descanso invernal antes de la Primera Guerra Mundial y se incrementó, en esa época, el número de clientes de balnearios y estaciones invernales. Es aún un turismo aristocrático, tranquilo y para el cual el sol no es el principal atractivo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario